20 de noviembre de 2012

La Vanguardia desinformando sobre los chemtrails

20 nov 12. EL pseudoperiodista Antonio Cerrillo, premiado por el poder como buen servidor al mismo (1), al igual que el omnipresente en cualquier tertulia sobre chemtrails para desinformar, Jacob Petrus, sirviendo a sus amos para satisfacer la gran alarma que se está despertando entre buena parte de la población que cada vez más se cerciora de lo anormal de tanta estela persistente. La Vanguardia es el órgano oficial del sionismo catalán (2) que controla a Artur Mas en su cruzada independentista para satisfacer a cien familias burguesas de origen sionista dueñas de la economía catalana desde el siglo XIX.

(1) http://www.lavanguardia.com/20080430/54058423964/antonio-cerrillo.html

(2) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=79555


Las nubes artificiales, cada vez más frecuentes al aumentar el tráfico aéreo


Las estelas de condensación de los aviones contribuyen ligeramente al calentamiento. Una vez formada la estela, el vapor se va depositando en los cristales de hielo y así va creciendo. Las industrias crean nubes: sólo se precisa una chimenea que emita vapor de agua y aire caliente.

¿Qué son esos rastros que dejan los aviones en el cielo? ¿Por qué en determinadas fechas hay más, o, al menos, son más visibles? Preguntas, como éstas, tan primarias, pero que son fruto de la curiosidad lógica, han dado pie a respuestas disparatadas en los últimos tiempos y han alimentado también nuevas leyendas urbanas. Algunos han apuntado que son el resultado de un lanzamiento intencionado de productos contaminantes, similar a una fumigación de pesticidas. La lista de respuestas estrafalarias daría para completar un catálogo propio de tiempo de superchería. Un reciente artículo aparecido en la revista Weather de la Royal Meteorogical Society, de Gran Bretaña, puede ayudar a interpretar el aumento de las nubes de origen artificial y su clasificación. El artículo confirma que las nubes artificiales causadas por el tráfico aéreo se han duplicado en las últimas dos décadas y seguirán aumentando en las próximas.

Los surcos que vemos atravesar el cielo son las estelas procedentes de la condensación del vapor de agua de la atmósfera que se forman debido a la expulsión del vapor contenido en los gases que arroja el avión. Así nos lo aclara Jeroni Lorente, catedrático del Departamento de Astronomía y Meteorología de la Universidad de Barcelona. A las bajas temperaturas reinantes a la altitud que vuela el avión, rápidamente se forman cristales de hielo que pueden crecer hasta formar las típicas nubes de tipo Cirrus. Para ello se necesita, además de una temperatura muy baja, que en el aire exista una alta concentración del vapor. Si bien inicialmente la estela puede considerarse una nube artificial, su crecimiento la transforma en una nube natural.

De algunas manera se produce un proceso similar al que se da cuando en una mañana fría, nuestro aliento se condensa y forma una especie de nube al hablar.

En su origen, la estela de condensación se debe al chorro de gases expulsados por el motor a reacción del avión. Estos productos de combustión del queroseno contienen dióxido de carbono (CO2), vapor de agua y otros gases como óxidos de nitrógeno y diversos tipos de partículas en suspensión.

La condensación inicial se ve favorecida por las bajas temperaturas (que a esas altitudes pueden situarse entre los 40 y los 60 grados bajo cero) y determinadas condiciones de humedad que deben darse en el ambiente atmosférico. Con el paso del avión, las gotitas de agua que han ido tomando forma a partir del vapor se congelan inmediatamente, hasta formar estelas de condensación de características muy diferentes. Una vez trazada la estela por el avión, el vapor de agua existente en toda la zona se va depositando sobre los cristales de hielo, de manera que la estela va aumentando. “Se da un fenómeno de sublimación. El vapor que hay en el ambiente de la atmósfera va directamente a depositarse en los cristales, con lo cual éstos aumentan de tamaño y va creciendo la estela de condensación por este efecto de sublimación”, agrega Jeroni Lorente.

El resultado de esa expansión de las nubes es que en el cielo, en ocasiones, aparezca marcado (casi rayado) con diferentes tipos y anchuras de surcos, con diferencias muy ostensibles, y cuyas huellas nos permiten ver en qué momento pasa un avión, deducir cuándo atravesó el cielo (hace una, dos o tres horas), o incluso intuir las rutas emplearán pasado algunas horas. Para unas determinadas condiciones de humedad si la temperatura no es inferior a un cierto umbral no se forman las estelas de condensación y los gases y partículas expulsados por el avión simplemente se difunden en la atmósfera.

Este especialista señala también que cuando hay abundantes estelas de condensaciones, éstas pueden inhibir la formación de nubes naturales. La razón es que “gran parte del vapor que estaría disponible para formar nubes naturales se va hacia la estela de condensación, que en realidad son también nubes”. A veces, como efecto inverso a las estelas de condensación, en las nubes que son atravesadas por el avión este se “come” parte de las nubes que ya existe, provocando estelas huecas por donde pasa. La razón sería que la alta temperatura a que son expulsados los gases hace evaporar las gotitas o cristales de hielo que forman la nube.

Pero lo que empieza a interesar cada vez más a los especialistas es saber cuál es la contribución de las estelas de condensación al calentamiento del planeta. Este interés es doble. Por una parte, buena parte de las investigaciones de los científicos se centran en conocer cuál es el efecto neto que tienen las nubes sobre el balance de energía que configura el clima de nuestro planeta y, sobre todo, su papel en el calentamiento global provocado por el hombre. Además de las variaciones en el valor de la cobertura nubosa de la Tierra interesa conocer que variaciones podemos esperar en los diferentes tipos de estas, en su espesor y altitud, en su concentración de gotas o cristales de hielo, etc.

En términos generales, las nubes tienden a enfriar la Tierra, en buena parte por la reflexión de la luz solar que producen. El porcentaje de radiación solar reflejada hacia el espacio es, por ejemplo, superior al 90% en el caso de los cúmulos muy desarrollados.

Pero otro efecto importante de las nubes la absorción de gran parte de la radiación que el suelo y la atmósfera emiten hacia arriba, y la reemiten, como los gases de efecto invernadero, hacia la superficie terrestre. “La prueba es que en una noche sin nubes el suelo se enfría mucho más que en una noche con cielo cubierto o nuboso”, recuerda Lorente.

Diversos trabajos señalan que efecto neto de las estelas de condensación de los aviones presenta un balance energético positivo y, en principio, podrían contribuir, aunque mínimamente, al calentamiento global, añade.

De hecho, los especialistas muestran cada vez más interés por el estudio de las nubes generadas por la actividad humana y propugnan que la Organización Meteorológica Mundial (OMM) modifique su terminología para dar cabida a estos procesos antrópicos. Así, es muy corriente comprobar cómo en la vertical de las instalaciones industriales se forman nubes propiciadas por las emisiones de gases que producen. “Las condiciones serían que la industria lance por sus chimeneas vapor de agua y aire caliente. Con estos ingredientes, el ascenso de los gases favorece la condensación del vapor de agua circundante e inicia la formación de la nube”, dice Lorente. El vapor de agua no es visible, pero las gotitas de agua en suspensión que forman la nube nos mostrará el fenómeno.

http://www.lavanguardia.com/medio-ambiente/20121119/54354620686/nuves-artificiales-mas-frecuentes-trafico-aereo.html


ESPAÑA - MOVIMIENTO DE VIAJEROS Desciende en un 12.6% en el transporte aéreo

Al tal Cerrillo que ofrezca una explicación a esto:



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